Adiós a un maestro del flamenco
Esta mañana, el mundo del flamenco ha perdido a uno de sus grandes exponentes, Pedro Peña Fernández, a la edad de 84 años en Sevilla. Su partida marca el final de un legado fundamental en la tradición flamenca y gitana de la Baja Andalucía.
Una herencia cultural inigualable
Procedente de una familia con raíces profundas en el arte flamenco, Pedro Peña creció en un hogar donde el flamenco era una celebración de la vida. Su madre, María La Perrata, fue una cantaora destacada, y su hermano, Juan Peña El Lebrijano, brilló como cantaor. Pedro, por su parte, se dedicó al toque, acompañando a los cantaores en los festivales andaluces y en grabaciones memorables.
Un legado que perdura
Además de ser un tocaor respetado, Pedro fue un custodio de la tradición flamenca, transmitiendo su pasión y conocimiento a sus hijos. David, conocido como Dorantes, se destacó en el piano, y Pedro María continuó la tradición tocaora. Pedro Peña ha dejado una huella imborrable en el flamenco y la cultura gitana, tanto por su arte como por su carácter.
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