Madrid, 6 de marzo de 2024.- Los estudiantes experimentan una mejora superior a la media en su perfil competencial si realizan las prácticas en dos sectores empresariales -farmacéuticas, biotech y salud, y aeronáutico, automoción y transporte-. En el primer sector, la mejora se registra especialmente en las competencias de ‘Logro y emprendimiento’ y en ‘Adaptación y afrontamiento’, mientras que, en el segundo, esa evolución positiva es mayor en ‘Aprendizaje e innovación’ y ‘Comunicación y relación’. El tercer sector en el que la mejora de competencias es más significativa tras las prácticas es Telecomunicaciones, informática y servicios digitales, destacando la mejora en las competencias de ‘Aprendizaje e innovación’ y ‘Comunicación y relación’. Por su parte, el sector en el que la evolución en el perfil competencial de los estudiantes tras las prácticas, aunque también mejora, está por debajo de la media, es el que engloba a Defensa, Seguridad privada, Industria alimentaria e industria manufacturera, si bien hay que tener cuenta que la diferencia se explica en parte porque parten de puntuaciones mayores en las competencias en el análisis pre. En concreto las competencias con menor mejora para estos sectores son ‘Cooperación y respeto’ y ‘Logro y emprendimiento’.
Los otros dos sectores con mejoras en el perfil competencial de los alumnos por debajo de la media con Telecomunicaciones, informática y servicios digitales, y Suministros en general y gestión de residuos.
Estos son algunos de los resultados de un estudio de la Fundación Universidad-Empresa (FUE) y el Instituto de Ingeniería del Conocimiento (IIC) que tiene como objetivo hacer una evaluación del talento joven y analizar el impacto de las prácticas en el perfil competencial de estudiantes universitarios recién egresados, con una prueba al comienzo de sus prácticas y otra al finalizarlas. La herramienta que utiliza el informe para evaluar estas competencias es Prisma, desarrollada por el IIC. Con esta prueba de evaluación se obtiene el nivel de desarrollo de cada persona en ocho competencias transversales de primer nivel, críticas en el entorno profesional: ‘Liderazgo’, ‘Cooperación’, ‘Comunicación y relación’, ‘Análisis’, ‘Aprender e innovar’, ‘Planificación’, ‘Adaptación’ y ‘Logro y emprendimiento’.
A su vez, cada una de ellas se divide en dos o tres habilidades de segundo nivel más específicas, hasta un total de 20. Para cada competencia se evalúan cuatro indicadores -nivel de destreza, preferencias, experiencia y formación- que ofrecen información de una persona en las tareas relacionadas con dicha competencia. Además, se obtiene una puntuación global que resume la información de estos cuatro indicadores, es decir, el nivel competencial en general. Para este análisis pre, el informe ha contado con la información de 5.759 personas becadas con una edad media de 25 años y que han realizado sus prácticas en 315 empresas distintas gestionadas por la FUE. Por su parte, el análisispre-post se ha obtenido con los tests realizados de forma voluntaria por 1.172 alumnos que ya han finalizado el periodo de prácticas.
La evaluación del perfil competencial ofrece una visión general de las competencias transversales de una persona. En este sentido, el informe muestra que el talento joven accede al mercado laboral con un nivel “en desarrollo” en lo que se refiere a las competencias transversales más demandadas por las empresas. Los estudiantes manifiestan interés y destreza en la mayoría de las competencias, pero no sienten que se les haya formado ni obtenido experiencia formal. De hecho, el 90% de los alumnos manifiesta no haber recibido formación en ninguna de las ocho competencias analizadas y tampoco se han enfrentado a situaciones complejas donde ponerlas a prueba. Si atendemos a los indicadores para cada competencia, se observa que existe una clara falta de formación dirigida específicamente a las competencias profesionales.
También llama la atención el bajo nivel en el eje experiencia, que indica ‘’el grado de complejidad de los escenarios a los que se ha enfrentado el colectivo de estudiantes en referencia a la puesta en práctica de las competencias”. De hecho, uno de cada dos considera que no tiene desarrolladas a nivel global habilidades en ‘Comunicación y relación’ -esta proporción aumenta a 7 de cada diez para el indicador de ‘experiencia’-, y la mayoría (56%) informa que no ha desarrollado experiencia en la competencia ‘Liderar y decidir’.
Estas conclusiones ponen de relevancia la necesidad de incluir en los programas de prácticas la formación y experiencia en habilidades relacionadas sobre todo con presentar y comunicar, pero también con aquellas relacionadas con persuadir y convencer o establecer relaciones y redes profesionales. En el lado positivo, ‘Cooperación y respeto’ es la competencia que obtiene mejor puntuación en todos los ejes, siendo la que produce un mayor interés en los estudiantes, mostrando la importancia que tiene para el talento joven aquellos comportamientos relacionados con el apoyo a otras personas, el trabajo eficaz y respetuoso con personas diversas, así como contar con principios éticos y valores claros. El análisis refleja que el 95% de los alumnos muestra una alta preferencia por esta competencia y que en uno de cada dos encuestados obtiene el valor máximo.
Respecto a las 20 habilidades incluidas en el análisis pre, las que obtienen un nivel más alto son las referidas a actuar acorde a las normas y valores sociales cumpliendo con las buenas prácticas organizacionales, y las de alcanzar los objetivos y metas. Seis de cada 10 alumnos muestran un nivel avanzado en las habilidades ‘Adherirse a principios y valores’ y en ‘Lograr metas’.
En el otro extremo, las habilidades con niveles más bajos y con necesidad clara de desarrollo son las ligadas a persuadir a otras personas, exponiendo con claridad las ventajas de su punto de vista, exponer las ideas relevantes de manera ordenada y coherente, definiendo prioridades, y analizar el mercado y la competencia. En datos, cuatro de cada 10 alumnos declaran no tener desarrollada la habilidad de ‘Persuadir e influenciar’.
Esa proporción es de tres de cada 10 en el caso de las habilidades de ‘Presentar y comunicar’ y ‘Pensamiento empresarial’. El análisis de la FUE y el IIC sobre el perfil competencial de los alumnos concluye en el análisis pre-post que todas las competencias y habilidades que las componen experimentan una mejora estadísticamente significativa tras el periodo de prácticas en todos los indicadores, sobre todo en el de ‘Experiencia’.
Los cambios más relevantes se producen en indicadores relacionados con la capacidad y la seguridad: los becarios han adquirido experiencia en un entorno laboral en situaciones más complejas que las que conocían previamente.
Las competencias que obtienen mayor mejora son: ‘Logro y emprendimiento’, ‘Aprendizaje e innovación’, ‘Análisis y uso de conocimientos’ y ‘Planificación y organización’. Por su parte,las habilidades que obtienen mejor evolución son: ‘Pensamiento empresarial’, ‘Persuadir e influenciar’, ‘Analizar, resolver problemas y formular estrategias’ y ‘Decidir y actuar’.
Según los resultados obtenidos tanto del análisis general como del análisis de la evolución de las competencias después del periodo de prácticas, el estudio concluye que “las prácticas son una herramienta imprescindible para completar la formación de los estudiantes universitarios”. En esta línea, Carmen Palomino, directora de la FUE, asegura que “la base de los perfiles profesionales sigue estando en las competencias transversales. Estas competencias pueden ir variando en el orden de prioridades a lo largo del tiempo, pero sin duda seguirán siendo fundamentales para diferenciar a los grandes profesionales. Por eso todas las prácticas académicas que gestionamos desde FUE van de la mano de un programa formativo que ayuda al desarrollo de las soft skills tan demandadas entre las compañías, porque de ellas depende su futuro”. La FUE y el IIC proponen en su estudio una serie de recomendaciones que deben incluir los programas de prácticas, además de cumplir la normativa vigente, para ser consideradas “prácticas de calidad”:
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